Cada año en Chicago, las familias mexicoamericanas construyen altares llenos de flores, comida y bebida en memoria de amigos y familiares que han fallecido.
Por eso, cuando el Museo Nacional de Arte Mexicano de Pilsen abrió sus puertas en 1987, los conservadores decidieron honrar la tradición mexicana del Día de Muertos con una exposición anual en la galería principal.
La exposición de este año, titulada “Día de Muertos, Living Presence” (presencia viva), rinde homenaje a las casi 55,000 personas que murieron en los terremotos de Turquía, Marruecos y Siria a principios de año, según el conservador principal del museo, Cesáreo Moreno. También es un homenaje a las mujeres de todo el mundo que han desaparecido, han sido violadas o asesinadas.
Dieciocho artistas han montado diversas obras de arte para la exposición, entre ellas ofrendas en honor de los habitantes de Chicago fallecidos, un mural y varias pinturas.
El artista encargado de crear la ofrenda más grande de la exposición es Alejandro García Nelo, de Valle de Bravo, México.
“Los mexicanos tenemos esa tradición de conmemorar de una manera respetuosa y cariñosa”, le dijo García Nelo al Sun-Times durante una conversación reciente en el museo. “Cuando me comentaron de la ofrenda … Lo que hice fue inspirarme, básicamente inspirarme en lo que la cultura de ese país le ha ofrecido al mundo a través de los siglos.”
“Los diseños son inspirados en sus mezquitas, en sus alfombras, en su forma de hacer arte,” dijo.
Siendo mexicano, García Nelo no es ajeno a los terremotos.
“He visto la tragedia de primera mano. A mí me tocaron de joven los terremotos del ‘85 y reciente, los del 2017,” dijo, en referencia a los seísmos de 7.1 y 8.1 grados que sacudieron México hace seis años. Espera que su homenaje a las víctimas de Turquía, Marruecos y Siria sea visto como una forma respetuosa de honrar a los que ya no están.
La primera vez que García Nelo vino a la NMMA a poner una ofrenda fue en 1995. Desde entonces ha vuelto varias veces, ayudando también en talleres para niños y otros proyectos.
El 28 de octubre, el museo abrirá sus puertas al barrio de Pilsen para celebrar su evento Día de Muertos Xicágo. Los invitados podrán crear sus propias ofrendas y compartir pan de muerto. En el parque Harrison a un lado, los miembros de la comunidad podrán disfrutar de música en vivo y actuaciones de danza folclórica. También habrá proyectos artísticos interactivos.
“Realmente se ha convertido en la mayor celebración que hacemos cada año”, dijo Moreno. Las familias pueden inscribirse para crear su propia ofrenda. Permanecerá en el parque durante ese día y podrán llevársela a casa en la noche para exponerla en el Día de Muertos, los días 1 y 2 de noviembre.
Moreno también comentó que el museo le pide a la gente que envíe una fotografía de un familiar fallecido que se proyectará en la pared lateral del edificio.
“Se trata de algo que es real, que todo el mundo va a vivir o ha vivido”, dijo. “Y todo el mundo puede acercarse a esta tradición y a esta exposición desde su propio camino”.
Dirigida por Gustavo Herrera y Dolores Mercado, más de la mitad de las obras de la exposición fueron realizadas por mujeres, dijo Moreno. Varias artistas viajaron desde México y otras partes de Estados Unidos para instalar sus obras.
Dolores “YUDA” Navarro y Janín Garcín pintaron un gran mural dentro del museo llamado “Guía”. Ambas artistas callejeros de México están “muy orgullosos de poder traspasar fronteras con las cosas que hacemos”, dijo Garcín durante una charla en el museo.
A la entrada y a la salida de la galería, su mural guiará a los visitantes por cada una de las instalaciones artísticas, al igual que los Xoloitzcuintli, o perros sin pelo, que se cree que guían a los humanos desde su muerte hasta el más allá. Los aztecas y nahuas consideraban sagrados a estos perros, conocidos simplemente como Xolos. Muchos mexicanos siguen creyendo que representan la conexión entre la vida y la muerte.
Garcín, de 32 años, es diseñadora gráfica, pero quedó enamorada del arte callejero en su ciudad natal, San Luis Potosí, México, y decidió dedicarse a eso como una carrera. Lleva ocho años dedicada a sus obras.
“Me gustó mucho las dinámicas que los murales pueden hacer en el espacio público”, dijo. “[Es] algo que empezó siendo quizá una cosa que hacíamos un fin de semana, y se volvió nuestra forma de vida”.
Navarro, de 26 años, recuerda que desde muy joven le encantaba dibujar. A los 15 años se unió a sus amigos para hacer graffiti en Jalisco, México, y acabó convirtiéndose en artista profesional.
Tras conocer a Herrera y Mercado en la Universidad de Guanajuato en México el año pasado, se les encargó a ambos que colaboraran en el mural de la exposición de este año.
“[Garcín] ha sido una de las primeras mujeres que ha estado ahí luchando siempre por abrir espacios para más mujeres”, dijo Navarro. “En México somos bien poquitas mujeres que pintamos en la calle. Fue ahí como nos encontramos.”