Los familiares de una joven de 19 años que murió tras ser atrapada dentro de un congelador en un hotel de Rosemont recibirán más de $6 millones en un acuerdo por muerte negligente.
El acuerdo se hizo público el martes por la mañana cuando el caso estaba listo para ir a juicio y parecía que los esfuerzos recientes para llegar a un acuerdo se habían derrumbado.
Kenneka Jenkins fue encontrada muerta el 10 de septiembre de 2017 dentro de un congelador en una cocina no utilizada en el hotel Crowne Plaza, un día después de asistir a una fiesta allí. Según la Oficina del Médico Forense del Condado de Cook, su muerte fue un accidente causado por hipotermia.
Sin embargo, su muerte provocó una oleada de teorías conspirativas en las redes sociales y su funeral congregó a más de 1,000 personas.
La madre de Jenkins, Tereasa Martin, demandó al hotel, a una empresa de seguridad y a un restaurante del hotel, solicitando más de $50 millones.
El total del acuerdo es de $10 millones, de los cuales unos $3.5 millones se destinan a honorarios y costas de los abogados de Martin. Incluye más de $6,000 como pago por el funeral de Jenkins.
Martin recibirá más de $3.7 millones, según los registros de la corte, y otros miembros de la familia recibirán $1.2 millones y $1.5 millones.
Jenkins había asistido a una fiesta en un cuarto del hotel y estaba saliendo con amigos alrededor de las 2:30 a.m. cuando se dio cuenta de que había dejado su teléfono en el cuarto. Sus amigas fueron a buscarlo, pero cuando regresaron ella ya no estaba.
Un vídeo de seguridad mostraba a Jenkins dando tumbos por el hotel, entrando en una cocina “abandonada” y girando una esquina hacia un congelador a las 3:32 a.m., según la demanda.
Hacia las 4 a.m., unos amigos alertaron a Martin de que no habían visto a su hija desde que salieron del cuarto. Martin se puso en contacto con el hotel y le dijeron que revisarían las grabaciones de vigilancia, según la demanda.
El cuerpo de Jenkins no se encontró hasta más de 21 horas después de que se creyera que había entrado en el congelador.
Cuando la policía acudió al hotel para investigar, se revisaron por primera vez las grabaciones de vigilancia. Según la demanda, ni el personal del hotel ni el de seguridad habían visto las grabaciones.
La demanda alegaba que el hotel no vigiló adecuadamente las cámaras de seguridad, argumentando que hacerlo “le habría salvado la vida”.