Por sexto año consecutivo, el grupo comunitario My Block, My Hood, My City decoró el sábado casas del lado sur para las fiestas navideñas.
Decenas de voluntarios iluminaron más de ocho millas de la calle Dr. Martin Luther King Jr. Drive —así como otros tramos del lado sur— con luces, inflables, adornos y coronas navideñas.
La iniciativa “Sea parte de la luz” (Be A Part of the Light, en inglés) comenzó en 2017. Cinco cuadras fueron decoradas ese año, según Jahmal Cole, fundador del grupo, quien dijo que hacer esto agrega belleza, mejora la seguridad, “inspira esperanza e interrumpe el trauma” en los vecindarios.
“Cuando vas al centro, te sientes bien porque alguien diseñó el centro para que fuera inspirador”, dijo Cole. “Tenemos que diseñar intencionalmente esta comunidad para inspirarles esperanza a los jóvenes. Se pueden añadir agentes de policía, cámaras a la CTA. Ahora mismo hay más tecnología en los postes de luz que en nuestros salones. Eso es reactivo, pero uno puede ser proactivo y poner algunas luces o plantar semillas”.
Leon Peatry, director de programas de la organización, comparó la iniciativa con el Festival de las Luces de la Milla Magnífica, que ilumina cada año la Avenida Michigan.
“Queremos tener el mismo ambiente en el lado sur”, dijo Peatry. “Le da vida a toda el área”.
Los voluntarios se reunieron en Park Manor Christian Church, donde recogieron 250 cajas llenas de adornos.
Brianna Johnson, una estudiante de la Universidad de Chicago, estaba entre ellos. Dijo que el acto no sólo era importante para los residentes del lado sur de la ciudad, sino también para quienes tienen una imagen negativa del barrio.
“Creo que la reputación que la gente tiene del lado sur es que tal vez no es la parte más agradable de Chicago”, dijo la residente de Woodlawn. “Aquí hay mucha gente maravillosa. Y, si podemos hacer que la comunidad parezca igual de agradable como la gente que está aquí, podríamos ayudar a que la gente se deshaga de ese estigma.”
Gloria McDaniel, profesora de la National Louis University y voluntaria por primera vez, dijo que quería salir de su “burbuja” para ayudar a la gente, sobre todo después de oír a Cole dar un discurso en su universidad.
La ex maestra de las Escuelas Públicas de Chicago (CPS, por sus siglas en inglés) dijo que la gente merece tener una bonita decoración, independientemente de sus ingresos, y que éste era un paso para unir a los habitantes de Chicago.
“Tenemos que hacer más para incluir a todo mundo en Chicago”, dijo McDaniel, que vive en Hyde Park. “Frecuentemente parece que estamos segregados. Hasta que no hagamos más por ayudarnos unos a otros, esto no va a cambiar”.
Cliftena Kirkling, residente en Chicago desde hace 50 años, fue una de las 500 personas que se inscribieron para decorar sus casas. Era la segunda vez que recibía ayuda desde que se enteró del programa por medio de sus vecinos. Esta maestra jubilada dice que a ella y su marido les gustaba mucho decorar para las fiestas. Pero se hicieron mayores y sus hijos crecieron.
“Estoy más mayor, y ya no puedo hacer tanto como antes”, dijo Kirkling.
“Te hace sentir orgulloso”, afirma Kirkling. “Te sientes bien con tus vecinos. Te sientes bien con tu barrio y con el hecho de que otras personas se ayuden mutuamente”.
Trish Gordon, una voluntaria de Beverly, trajo a su hija para ayudar a decorar la casa de Kirkling. Gordon dijo que la felicidad que aportan las luces va de la mano con otros esfuerzos comunitarios, como ayudar a alimentar y vestir a la gente, y puede tener el mismo impacto.
“A la gente le afecta mucho el lugar donde vive”, afirma Gordon. “Muchas de las áreas formalmente segregadas por el ‘redlining’ han sido desinvertidas y dejadas de lado. Es importante que vean algo bonito”.
En cuanto a la decoración de su propia casa, Gordon dijo que “aún le queda trabajo por hacer” cuando regrese a casa.